Las superficies a pintar deben estar secas y libres de suciedad, grasitud, hongos, algas, sarro, jabón, polvillo y partes flojas o descascaradas de materiales preexistentes. No dejar restos de los productos de limpieza. El correcto tratamiento de la superficie es fundamental para obtener un adecuado resultado.
Superficies ya pintadas: si se encuentra firme, lijar para eliminar brillo. En caso de presentar descascaramientos, eliminar por completo por medios mecánicos y/o con removedor. Limpiar con un paño el polvillo resultante.
Superficies azulejadas, cerámicos esmaltados, etc: limpiar muy bien con agua caliente y detergente, o desengrasante en caso de superficies muy sucias (cocinas, lavaderos, etc), utilizando cepillos de cerda dura o esponja de acero para facilitar la tarea. En caso de presencia de sarro, tratar con una solución de ácido muriático diluido con agua en partes iguales, utilizando elementos de seguridad, dejar actuar durante 30 minutos y luego enjuagar con abundante agua. Revisar el estado de juntas y pastinas: si hubiera secciones con faltantes, repararlas; si hubiera presencia de hongos o moho, eliminarlos con lavandina diluida en agua. Repetir la limpieza las veces necesarias hasta lograr una superficie totalmente desengrasada y limpia. Por último, repasar toda la superficie con un paño humedecido en alcohol. Dejar secar.
Superficies de mampostería: las superficies nuevas deben tener un curado de 60 días, previo a la aplicación de este producto. Para reducir o uniformar la absorción, aplicar previamente una mano de Fijador al agua, siguiendo las instrucciones del producto. Sobre superficies ligeramente pulverulentas, aplicar Fijador al Aguarrás, adecuadamente diluido.
Superficies de metal sin pintar: sobre hierro, galvanizado o aluminio, eliminar el óxido por cepillado o lijado, limpiar y aplicar una mano de Fondo Hábitat, dejar secar 24 hs.
